Cuando era pequeña
pensaba que mi vida sería perfecta. Que sería la mejor en todo, que mis ojos
acabrían siendo azules, que mi ropa sería la más bonita, que mi pelo sería
precioso, que encontraría a mi príncipe azul, que tendría amigos que nunca me
fallarían, que mi adolescencia sería una fiesta constante, que le caería bien a
todo el mundo y que todo el mundo me caería bien, que mis notas serían tan
perfectas como en aquella época...
Tonta, tonta,
tonta... !!! Ahora pienso en esas cosas y no he logrado ni una. ¿Lo estoy
haciendo mal? Y pienso, ojalá la vida tuviera un botón de reiniciar... Sin
embargo, me he dado cuenta de que la vida no es así, que la vida es dura, que
es imposible ser la mejor en todo, que la ropa cuesta dinero, que el dinero
cuesta trabajo, que no hay príncipes azules sino sapos, que pensando mal
acertaré, que hay veces en la que un seis es la máxima nota que puedes sacar,
que los días entre semana y los findes se dedican al estudio y no ha salir de
fiesta, que cuando llegas a casa del insti no puedes descansar porque tienes
mil cosas que hacer, que a veces todo es negro y te quieres morir, que todo
esfuerzo es insignificante, que nada es suficiente...